30 jun 2011

Reparación casera

Toma el relato que no sirve, lo coloca en la mesa de trabajo, y con paciencia y un desarmador, lo desmonta parte a parte. Primero en párrafos, luego frase a frase, después por palabras. Cuidadosamente quita signos de puntuación, los revisa, los limpia; le da brillo y con igual esmero vuelve a armarlo poco a poco, hasta —según él— terminar.
Al final, se da cuenta que sobran en la mesa dos comas, un guión y tres palabras, pero curiosamente, el texto funciona mejor.

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