3 jul 2011

Monometaficción

—Estoy harto. Nadie se fija en lo que escribo, pero todo mundo se ríe de mí.
—Sí.
—Son todos un hato de bestias, ¿qué pueden entender de mis textos?
—Por supuesto.
—No sé que hago esperando un reconocimiento que no necesito.
—Tal vez sea mejor dejarlo.
—Si. No se merecen mis letras.

Y haciendo caso de su personaje, el mono regresó a su árbol del zoológico y dejó a los humanos en su ignorancia.

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